“Cuando mataron a Gaitán no había televisión, por supuesto, y me puse a escuchar por radio todo lo que sucedía en Bogotá: todo lo que describían lo iba pintando”, así recordaba Débora Arango la forma en que retrató la Masacre del 9 de abril, un cuadro que permaneció oculto durante 38 años antes de convertirse en memoria visual del país.

Arango escuchó una ciudad en llamas y la transformó en forma y color. ¿Cómo logró capturar ese fervor solo con el relato fragmentado de la radio, desde un rincón apacible de Envigado que aún estaba lejos de los primeros golpes de La Violencia ?

A veinte años de su muerte, su obra sigue atravesada por silencios como este. “A pesar de ser una artista pública –que se asoma cada vez que pagamos con un billete de dos mil pesos– Débora ha quedado opaca y escurr

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