Gianni Infantino tenía 18 años cuando ganó su primera elección: la presidencia de un club amateur en un pueblo suizo, prometiendo algo tan prosaico como que su mamá lavaría los uniformes de los jugadores. Tres décadas después, el joven que comprendió pronto el valor de las "transacciones" se abraza políticamente al hombre más divisivo del planeta: Donald Trump.

El presidente de la FIFA se presenta como árbitro neutral de un deporte que "une al mundo", pero en Washington actúa más bien como socio estratégico del inquilino de la Casa Blanca. Infantino ha estado en la firma de los Acuerdos de Abraham, ha tenido acercamientos con Vladimir Putin, ha cortejado a monarquías del Golfo. aunque con nadie ha cultivado una relación tan cercana como con Trump.

La cercanía también ha tenido momentos d

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