Cuando uno es niño, a veces mira el cielo y le pide a Dios que lo escuche, así sea un ratito. Uno cree que si Él escucha, de pronto los sueños se mueven, se despiertan o se aceleran.

Y esto le está pasando a Pol Deportes, el niño que no narró desde un estadio, sino desde un cerro donde el viento soplaba más fuerte que los micrófonos de la televisión.

Cuenta llorando en una entrevista que cuando era pequeño tomaba agua con azúcar porque no alcanzaba para comer.

“Le pedía a Dios que me escuchara y se me están abriendo las oportunidades, pensé que quizá Dios sí mira a los niños de vez en cuando, solo que tarda un poquito… pero llega”, dice este niño quien no imaginó que un día su voz lo llevaría tan lejos.

El niño que narró donde nadie miraba

Su nombre es Cliver Huamán, pero todos lo con

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