Esta historia nos invita a cambiar la mirada: pasar de ver a las personas con discapacidad como meras receptoras de ayuda a reconocerlas como ciudadanos con pleno derecho y capacidad de asistir a otros.
David García, también con discapacidad intelectual, que pasa el rato con Luciano, otro anciano de la misma residencia. Adrián, David, Lucia y Luciano se encuentran un miércoles de cada dos a la residencia pública de mayores de la capital abulense. Adrián Casado y Daniel García trabajan como voluntarios y su labor consiste en acompañar a Luisa y Luciano. Y también hacer que pasen un buen rato.
Estos jóvenes, como otros jóvenes neurotípicos, pasan su tiempo acompañando a personas mayores, solas y sin familia y les ayudan a estar mejor y a distraerse. Como voluntarios mejoran su autoestima,

COPE

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