El reciente hurto de un desfibrilador en la sede Rosalpi de la E.S.E. BelloSalud, en Bello, resume perfectamente el refrán que dice: al caído, caerle.
El robo encendió nuevamente las alarmas sobre la vulnerabilidad de los equipos médicos esenciales dentro de las instituciones públicas de salud.
Este hecho no solo representa una pérdida económica significativa, sino que además deja expuestos a los usuarios a riesgos considerables en caso de una emergencia cardiaca, toda vez que Bellosalud atiende cientos de usuarios entre los que se cuentan más de 80.000 de Savia Salud y más de 13.000 usuarios de la Nueva EPS.
Según comentó el gerente de la entidad –César Arango Serna– el desfibrilador sustraído es un equipo vital para intervenir en un paro cardiorrespiratorio. El elemento hurtado se hal

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