Organizar un renovado Mundial de fútbol con 48 selecciones ya es una tarea titánica, un reto para 2026 al que se le midieron Canadá, Estados Unidos y México. Pero cuando además el anfitrión se llama Donald Trump, la cosa es más complicada.
A seis meses del pitazo inicial de uno de los eventos deportivos más seguidos del mundo, el impredecible presidente estadounidense está complicando la organización al presionar a sus vecinos canadienses y mexicanos, amenazar con reubicar partidos e imponer restricciones a los visados.
– ¿Qué impacto tendrá en la política migratoria? –
Se espera que acudan millones de espectadores extranjeros a los tres países anfitriones, sobre todo a Estados Unidos, donde se jugarán la mayoría de los partidos.
Pero los visitantes llegarán a un país liderado por un g

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