A casi 11.000 metros de profundidad, los hallazgos en la Fosa de las Marianas revelan un mundo tan extraño que parece ajeno a la Tierra. Ubicado en el Pacífico occidental, este abismo es el punto más profundo del océano y un laboratorio natural donde la vida ha aprendido a sobrevivir bajo presiones que aplastarían cualquier estructura humana.

Las primeras exploraciones modernas llegaron en 1960, cuando el batiscafo Trieste descendió por primera vez al fondo del abismo Challenger. Desde entonces, las misiones no tripuladas han permitido observar criaturas que parecen sacadas de otra dimensión. Uno de los descubrimientos más comentados fue el de los snailfish, peces de cuerpo gelatinoso capaces de resistir presiones mil veces superiores a las de la superficie. Su piel translúcida y huesos c

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