Por María de los Ángeles Manríquez @habitartemujer

Durante años pensé que la intuición era solo una sensación, un “algo” interno que aparecía cuando yo desidia escucharla. Hasta que, intentando ordenar mis pensamientos y mis propios procesos creativos, descubrí que esa sensación tenía una arquitectura profunda, milenaria y sorprendentemente precisa.

Ya que cada vez que pinto, medito o me quedo en silencio, en presencia, surge una emoción, una información llena de movimiento que comienza lentamente a darme una dirección cada vez más clara. Un sí o un no. Una certeza sin explicación.

Y lo fascinante es que hoy sabemos que eso no es magia, es neurobiología.

Según un estudio reciente en Communications Biology (2025), la intuición emerge de un mecanismo cerebral rápido y no consciente q

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