Viernes. Tras el trabajo, la diversión. Para empezar, los tacos en Plan de Ayala, ruidoso el tráfico vehicular que circula de poniente a oriente y viceversa. Son apenas las diez de la noche y el local ya está lleno de familias contentas, de novios acaramelados, de grupos de muchachos ruidosos. Apenas se sienta, Óscar ordena tres de chuleta mientras José opta por los de al pastor. “Quince, por favor, con piñita, unos frijoles charros y una cheve bien fría”, urge al mesero antes de justificarse con Óscar, que lo mira con reproche: “Están bien chiquitos. El otro día me comí veinte y con trabajos me llené”. Después, al antro. “Para calentar motores, quién quita y agarramos algo”, justificas José. “Pues sólo que una pulmonía”. Ríen. Cuando se tiene un poco más de lo necesario las personas sonrí

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