En el restaurante Raíces de mi Pueblo, en la costa este de España, Luz Fanny Arce Campiño, de 53 años, removía un rico guiso y describía cómo su hogar europeo de adopción había eclipsado a Estados Unidos como el destino más deseado por amigos y familiares en su ciudad natal colombiana.

Campiño dijo que, tras llegar a Madrid en avión y convertirse en “otra migrante ilegal” por sobrepasar la duración de su visa, estableció su residencia en la pequeña ciudad de Paiporta donde consiguió trabajo en el restaurante de su hermano y fue salvada por “ángeles de la guarda” que la rescataron durante las desastrosas inundaciones del año pasado. Ahora el gobierno le ha concedido un estatus legal y una vía hacia la ciudadanía española.

“Estoy contenta”, dijo.

A diferencia de Estados Unidos y de alguno

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