Un ebrio gritaba en cierto bar de Ciudad Juárez: “¡Devuélvanos El Chamizal, cabrones!”. Bebía un trago y volvía a clamar con tartajosa voz de briago: “¡Devuélvanos El Chamizal, jijos de la tiznada! ¡Desgraciados, devuélvanos El Chamizal!”. “Oiga, amigo -le dijo el cantinero-. Hace muchos años Estados Unidos nos devolvió El Chamizal”. “Ya lo sé -rebufó el borracho con acento hosco-. ¡Pero yo soy ciudadano americano!”... El anterior cuentecillo ilustra una verdad sabida: Los tiempos cambian -cambiar es uno de sus oficios principales y con él cambian las cosas. Ya son añosos los tratados con arreglo a los cuales se distribuye el agua de los ríos fronterizos entre México y los Estados Unidos. Algunos de esos convenios datan de los años cuarenta del pasado siglo, cuando la población mexicana en

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