Los mexicanos tienen una oportunidad de oro para poder cambiar su historia en los Mundiales. El principal obstáculo es la carencia de una brújula de juego en la selección

El caso de la selección mexicana es similar al de un estudiante que se la pasa todo el año en un estado de tedio, más en los pasillos que en el aula. Todo cambia para él cuando sabe que está a punto de reprobar las materias del curso y tiene una última oportunidad. Ese agónico esfuerzo, que bien vale un seis agónico, lo celebra como un 10 y vuelve al mismo ritmo de saltarse las clases y omitir los deberes. Así ha sido el fútbol mexicano en los últimos 20 años en los que ha olvidado por convicción sus verdaderas tareas: la formación de talentos, su consolidación y dar el gran salto de calidad en el mundo.

Los directivo

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