Es uno de los capítulos más oscuros, cruentos y terribles de la esa España negra. La matanza de Puerto Hurraco conmocionó a la opinión pública y fue carne de la prensa, no solo de la más sensacionalista. "Los hechos ocurrieron la tarde del domingo 26 de agosto", decían todos los reporteros en sus conexiones de radio y televisión de aquel verano caluroso de 1990, tirando de frases tan dramáticas como "la sangre ha corrido por las calles de este pequeño pueblo de Badajoz, que apenas tiene un centenar de habitantes".

Y no era para menos. La realidad, está vez, parecía ser peor que la ficción. Emilio y Antonio Izquierdo asesinaron a nueve personas, casi todas de su familia rival, los Cabanillas. Entre los muertos hubo dos niñas de 13 y 14 años. Otras doce personas resultaron heridas. Ray

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