Colombia se mueve hoy entre varias piezas de un mismo rompecabezas energético. Por un lado, las proyecciones oficiales advierten que el país podría enfrentar un déficit progresivo de gas natural durante la segunda mitad de esta década. Por otro, distintos actores del sector buscan alternativas que permitan amortiguar ese faltante sin frenar el abastecimiento a industrias, comercios y hogares. En ese escenario, el gas licuado de petróleo (GLP) vuelve a entrar en conversación, esta vez con un papel más ambicioso del que tradicionalmente ha tenido.

Gas País, una de las organizaciones que más insiste en esa ruta, asegura que la coyuntura abre espacio para que el GLP gane protagonismo. La compañía recuerda que, de acuerdo con estimaciones de la Bolsa Mercantil de Colombia, el desbalance entre

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