La celebración de este sábado en el Palacio de La Almudaina ha dado de sí lo que cabía esperar cuando no coincide el color político en los gobiernos autonómico y central: un choque dialéctico lleno de golpes mutuos, perocon elegancia. Esta dualidad se ha hecho también muy patente una vez acabado el acto si uno observaba los grupos que se iban formando para hacerse una foto en el salón del Tinell: socialistas por un lado, ‘populares’ por otro. Esquema similar después, en el cóctel en la terraza del Palacio. Juntos, pero no revueltos, a la hora de mostrar su compromiso con la Constitución. No así Més, que nunca ha secundado este acto por sus convicciones soberanistas; ni Vox, que declinó la invitación siguiendo instrucciones de Bambú.

Públicamente el partido de Santiago Abascal bendijo q

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