La Ciudad de Buenos Aires decidió mover una ficha estructural en el tablero de la asistencia social. Tras completar la primera auditoría plena sobre más de 500 comedores, el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat detectó una serie de irregularidades durante años que se mantuvieron fuera de radar: espacios que estaban registrados para recibir alimentos pero no los entregaban a sus supuestos beneficiarios. El hallazgo derivó en el cierre de 40 comedores “fantasma” y en la suspensión de más de 5.000 raciones diarias que no pudieron ser justificadas. Un golpe directo a la intermediación política que históricamente orbitó alrededor de la pobreza en la Ciudad.

Según fuentes oficiales la mayoría de los comedores “fantasma” eran del Movimiento Popular La Dignidad, de Rafael Klejzer, que está e

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