Cuando nos retiramos del hotel en Nueva York, me enviaron por correo electrónico la cuenta de la suite que ocuparon mi esposa y nuestra hija adolescente, pero no la factura de la suite en que yo dormí a solas, roncando como un oso en invierno. Mientras esperábamos en el aeropuerto el vuelo de regreso a casa, le dije a mi esposa: Estos bobos del hotel me han cobrado tu suite, pero no la mía, qué maravilla, qué suerte tengo. Estaba ilusionado porque los abultados gastos en restaurantes, bares, peluquerías y masajes del hotel los había cargado a mi suite. Si por error los recepcionistas del hotel omitían cobrarme esa suite, ahorraría un dinero no menor. Soy tan tonto que pensaba: es un regalo de los dioses por haberme portado bien en la boda de mi hija, celebrada esos días de otoño en aquella
Cómo jugar polo con caballos enanos: un relato de Jaime Bayly
La Tercera17 hrs ago
1392


ADN
Noticias de Chile
Mega Noticias
Massillon Independent
Bozeman Daily Chronicle Sports
The Conversation
The Daily Mining Gazette
The List
Raw Story