“Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América ibera para honrarla en uno de los muchos trabajos de su cultura”, dijo Gabriela Mistral en su discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura, el 10 de diciembre de 1945. Ataviada con un vestido de terciopelo negro, recibió de manos del Rey Gustavo V de Suecia una caja y un diploma, objetos que la coronaban como la primera mujer hispanoamericana en merecer el premio.

A su muerte, el 10 de enero de 1957, la poeta legó el premio al pueblo de Chile, bajo la custodia de la Orden de San Francisco, tal como estipuló en su testamento. Hoy, por motivos de seguridad, su ubicación exacta es reservada, aunque réplicas exactas pueden visitarse en la Sala Gabriela Mistral del Museo de Arte Colonial de San Francisco, en pleno centro de Santiago.

“El N

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