E n estas semanas previas a las elecciones, la vida de cada persona y su entorno es como un observatorio desde donde contempla lo que sucede y se va formando sus propias opiniones sobre este acontecimiento que nos involucra a todos, y que tiene consecuencias importantes en la vida del país y de cada uno de los ciudadanos. Desde ahí, cada persona participa a su modo, porque de eso se trata, de participar en una decisión que toca la vida de todos, y no -simplemente- de un espectáculo más a contemplar.

Al ser un sacerdote católico, tengo contacto con muchas y muy diversas personas, y puedo observar actitudes que se repiten en casi todos los grupos humanos. Hay de todo, y son actitudes reveladoras de lo que somos y del mundo que nos habita por dentro, así como de nuestra manera de habitar n

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