Tiene su punto el crecimiento de un Real Zaragoza que, si bien no fue el de las últimas semanas, obtuvo justo premio a su progresión a lo largo de un partido en el que, por tercera semana consecutiva, tiró de remolque tras volver a encajar primero. De menos a más, la recompensa se hizo esperar hasta el descuento, territorio en el que cualquier botín sabe a gloria bendita. Algo habrá tenido que ver el bueno de Manolo Villanova en todo esto.
No fue un buen Zaragoza el de la primera parte. Le superó tácticamente un Málaga mejor en la presión, en el espacio y con el balón. El problema de los aragoneses estaba en su costado derecho, donde los desajustes entre Francho, Guti, Aguirregabiria e Insua provocaban problemas gordos que entre Víctor, Larrubia y Joaquín se encargaron de convertir

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