Han pasado dos décadas desde que un vídeo casero, grabado sin demasiadas pretensiones en el parking de la discoteca Central de Almoradí , se convirtiera en uno de los primeros éxitos virales de YouTube en España. Su protagonista, Francisco Manuel Sánchez, conocido en su entorno como Fran pero bautizado por el resto del país como el Chuky de Cieza , sigue sorprendiéndose al comprobar cómo esa escena sigue viva en la memoria colectiva. «Vivimos en un mundo distópico» , lamenta con cierta resignación, mientras recuerda la persistencia del fenómeno. Lo resume con claridad cuando admite que «haya durado 20 años una mierda de vídeo… Ha creado repercusión en la sociedad », una valoración que mezcla cansancio, humor y algo de incredulidad.
El vídeo de la discordia
El vídeo original, de apenas 55 segundos, fue grabado en la primavera de 2006 . Fran acababa de pasar un fin de semana de fiesta y se encontraba visiblemente perjudicado después de una noche demasiado larga. Allí, sin saber que una cámara de baja resolución lo estaba enfocando, comenzó a referirse a un tal Cristian, un antiguo compañero de correrías al que acusaba de haberse tomado «diez pastillas en una noche», de no dejarle «ni media» y, además, de haberse «chivado» de un incidente que nunca terminó de aclararse.
La escena, confusa y llena de indignación creciente, mostraba a un joven de 19 años con la mirada perdida y una reacción que fue aumentando hasta desembocar en la famosa amenaza de «engancharlo bien ‘enganchao’». La naturalidad del momento, unido al hecho de que él mismo no era consciente de que lo estaban grabando, convirtió la secuencia en un símbolo de la primera era de YouTube . En ese tiempo, internet avanzaba a trompicones, los móviles apenas tenían cámara y las grabaciones improvisadas se difundían entre amigos antes de hacerse virales sin control. «Él aprovechó ese ataque de ira que me entró y lo grabó con su humilde cámara de teléfono de PlaySchool, su primer móvil », recuerda Fran, todavía divertido por lo rudimentario del dispositivo.
El momento viral de Chucky
El famoso momento, que él mismo reconoce como «bastante gracioso» , ha condicionado durante muchos años la imagen que muchos se hicieron de él. Fran lamenta que tanta gente construyera un juicio completo a partir de menos de un minuto de grabación. «Desde un vídeo no se le da a la persona la oportunidad de que sea conocida como es» , reflexiona, convencido de que la escena no reflejaba en absoluto su realidad. Asegura que lo que se interpretó como muestra evidente de consumo de sustancias no respondía a la verdad. «Dije pastillas, pues ya está, lapidado por pastillas» , analiza con tono crítico, consciente de lo fácil que fue etiquetarlo.
Insiste en que aquella noche solo había bebido alcohol. « Yo ya no consumía drogas, en esa época estaba haciéndome análisis . Pero claro, cuando llevas un jamacuco en una discoteca y hablas de una sustancia, la gente asume que eso es lo que llevas en tu cuerpo», explica.
¿Cómo acabó el problema?

El asunto terminó en el juzgado de menores y obligó al joven a cumplir servicios a la comunidad. Esa traición, que se había quedado atrapada durante años, salió impulsada por el alcohol cuando un conocido común le preguntó por Cristian en el parking de la discoteca . Lo que siguió es historia: una cámara grabando, YouTube en sus primeros pasos y un país que empezaba a descubrir la viralidad antes de saber siquiera lo que significaba.
El impacto del vídeo fue enorme. Tanto Fran como su entorno notaron cómo la fama inesperada se hacía difícil de controlar. « Eso cogió un volumen de repercusión que llegó a ser agresivo hacia mi persona» , reconoce, señalando que no estaba preparado para convertirse en objeto de burlas o comentarios constantes. Su amigo Esteban lo recuerda igual de bien. « Mucha gente se acercaba con faltas de respeto . Íbamos a cualquier sitio y alguien que no lo conocía de nada se le hablaba como si lo conociera o mofándose», comenta.
La fama inesperada terminó empujando a Fran a pasar página. Abandonó Cieza, se trasladó a la costa de la Región de Murcia y construyó una vida más tranquila. Allí fue padre, encontró serenidad cerca del mar y comenzó a tomarse las cosas desde otra perspectiva. También empezó a tocar la guitarra y a componer, descubriendo en la música una vía para ordenar lo vivido. En sus letras habla de «delincuencia, un poco de drogadicción, desamores, amores, amistades y, sobre todo, política social, de esa que ya no se hace», una mezcla que refleja tanto su pasado como su visión crítica del presente.
Ese universo personal cristalizó en su proyecto musical, La Esencia de Chuky , con el que llegó a actuar en el f estival Viña Rock en 2024 . Aunque otros lo vean como un logro importante, él prefiere restarle épica. Su prioridad, asegura, nunca ha sido la fama, sino su evolución como persona. « Al sistema le hubiera gustado que yo hubiera seguido en ese parking borracho , haciendo el gilipollas. Tendría millones de seguidores, porque por desgracia eso es a lo que se le da visibilidad», afirma con una mezcla de ironía y crítica hacia las dinámicas actuales de internet.

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