El incremento de la presión fiscal y el desequilibrio que ejerce sobre las finanzas públicas el excesivo gasto público ha impactado de manera negativa en las cuentas de los Estados. Este empujón impositivo despegó en una veintena de países de la OCDE, gracias al aumento de la recaudación tributaria, sobre todo por IRPF y por cotizaciones sociales, pero fue especialmente significativo en España, en el que esta presión fiscal ha aumentado hasta el 36,7% del PIB, 5,53 puntos más en menos de tres lustros, lo que significa más del doble del crecimiento medio de 2,54 puntos en ese periodo en la OCDE (34,1%). Sin embargo, este despegue es incluso más pronunciado si la horquilla se ensancha a lo que va de siglo, ya que en el año 2000 en la OCDE esa presión fiscal estaba en el 33,1% -en España era

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