Por María Antonia Galvaliz

Y sí. ¡Somos así! Somos profundamente humanos y en esa humanidad aparece nuestra verdadera luz. También nos reinventamos a cada día.

¿Que es eso tan único que late en nosotros como argentinos? ¿Qué fuerza invisible nos lleva a pararnos una y otra vez, incluso cuando el camino todavía no existe o cuando nada parece claro diseñando futuro sin mapa ni instrucciones? A veces pienso que lo más hermoso de ser argentinos no está en lo grandioso ni en lo perfecto, sino en esos gestos simples, auténticos, espontáneos, amorosos con aroma a hogar que nos definen con maneras singulares teñidas de una silenciosa riqueza con espiritualidad.

Los argentinos estamos acostumbrados a que nuestra puerta se abra generosamente para recibir a un invitado más aunque la mesa esté jus

See Full Page