La casa, en las afueras, daba a la carretera que, tras innumerables curvas, permitía pasar de los llanos ilimitados de la Mancha a las colinas plateadas de la alta Andalucía. En la casa, convaleciente de una grave enfermedad, en la cama, un niño sabe que se acerca la Navidad. Lo sabe, pero nada la proclama más allá de los muros, en el exterior suburbano, oscuro como boca de lobo por la noche, atareado y aún a medias rural durante el día, cuando la fiebre sube.

No hay coche ni nadie que pueda conducirlo, el padre lejano no vendrá tampoco este año, pero cerca ya de la Nochebuena un taxi se detiene ante la puerta de la casa. El niño, sorprendido e incrédulo, en pijama pero forrado con abrigo y bufanda es introducido en el asiento trasero junto a la madre que lo abraza. El taxi se dirige haci

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