Ayer, en un día grandioso, una multitud de personas, desde cualquier lugar del mundo, nos emocionamos con la ceremonia que se estaba celebrando en el legendario salón del ayuntamiento de Oslo. Todo era bello, elegante, digno: la inusual sobriedad de Danny Ocean cantando Alma Llanera ; el impecable “J’accuse” de Jørgen Watne Frydnes en su magnifico discurso de denuncia; la emoción de Ana Corina Sosa, acariciándonos el alma; sus palabras, intensas, profundas, sabias. Y en el centro de todo, ella, María Corina Machado , la mujer que nunca se rindió, más presente que nunca en su forzada ausencia. Su foto serena presidiendo el salón era el símbolo que ponía rostro a la lucha ingente de un pueblo que acumula sangre, dolor y pérdidas, y en ese lugar y día, Venezuela tocaba la historia. Un
La izquierda fascista
Infobae12/11
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