“Cuando comprendimos lo frágiles que se habían vuelto nuestras instituciones ya era tarde”, dijo Ana Corina Sosa al recibir el Premio Nobel de la Paz en nombre de su madre, María Corina Machado. Sus palabras, aunque dirigidas al drama venezolano, resuenan con fuerza en toda la región. También en el Perú, donde la confianza en las instituciones se ha desplomado aceleradamente a causa de una gestión pública incapaz de responder a las expectativas ciudadanas y de gobernantes que, lejos de fortalecer el Estado, lo han debilitado.

Precisamente por ello, el próximo proceso electoral adquiere una relevancia decisiva. No podemos darnos el lujo de repetir errores recientes ni de elegir a quien improvisa, divide o alimenta el resentimiento. El país necesita un liderazgo con visión, capaz de recompo

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