Todavía silban de costado todos los que cruzaron sus destinos con el entramado de corrupción mundial que montó Odebrecht en el Perú y en muchos otros países. Pero muy pronto se escribirá la historia de lo que en verdad sucedió para que todos los peruanos podamos comprender hasta qué punto el país entero estaba comprometido con la telaraña de Odebrecht disfrazada de eficiencia empresarial. Durante años se sostuvo que Odebrecht desnudaría la podredumbre de nuestra clase política, pero conforme pasa el tiempo, queda en evidencia que los acuerdos firmados dizque para liberarnos de la corrupción finalmente nos encadenaron a una visión maniquea y cortoplacista que tenía un único objetivo político: acabar con la oposición.

Ciertamente, fueron muy audaces los que pensaron que, cabalgando hacia ad

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