Estados Unidos ejecutó la incautación de un buque petrolero frente a las costas de Venezuela, en una operación que ha desatado tensiones entre Washington y el régimen de Nicolás Maduro.

La acción fue justificada por las autoridades estadounidenses como un esfuerzo para frenar el tráfico de drogas y presionar al gobierno venezolano, mientras Caracas denunció el hecho como un robo descarado y aseguró que el petróleo será confiscado.

Según declaraciones de la secretaría de Seguridad Nacional estadounidense Kristi Noem, la medida forma parte de un plan coordinado por la Casa Blanca y agencias federales, incluyendo el Departamento de Justicia, el FBI y el Departamento de Defensa.

Fue una operación exitosa dirigida por el presidente para garantizar que estamos haciendo frente a un régimen que

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