Caracas parecía el martes más indiferente que Oslo a la evasión a lo James Bond de María Corina Machado, la líder de la oposición venezolana, para recibir el premio Nobel de la Paz. Pero la incautación de un buque petrolero en el Caribe se comentaba con inquietud en un país que, a pesar de una extrema polarización política y un gobierno sin apoyo popular, emerge de una crisis que ha destruido más del 70% de su economía.
Fue una escena de película de aventuras con marines aterrizando desde un helicóptero sobre la cubierta de un mega buque de la llamada flota oscura que lleva crudo venezolano e iraní –ambos países sujetos a sanciones estadounidenses. “Los ataques a las lanchas eran otra cosa; esto puede ser el primer paso de un bloqueo naval”, dijo un exministro de Chávez que ya participa e

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