Pues resulta que la nariz y las orejas crecen durante toda la vida, desde la cuna hasta la sepultura, y al parecer, tal comportamiento se repite con los sinvergüenzas, los babosos, los “salidos”, los que por su naturaleza repugnante son exhibicionistas y acosadores a más no poder, los sátiros, en una palabra, que se le multiplican a Pedro Sánchez en sus filas como si fueran champiñones y sin que él se entere en absoluto, porque ejerce de sordo y de ciego y de despistadísimo.
El hecho puede acontecer bien porque “Dios los cría y ellos se juntan”, como dice el muy sabio refrán castellano, o bien porque jamás se han mirado al espejo y consideran que, como su jefe, son preciosos y arrebatadores, o quizás porque si se han mirado y su complejo de inferioridad, o su desprecio por la realidad, t

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