En una resolución de 16 páginas la última palabra de la justicia canónica determinó que los cuatro hechos más graves -correspondientes a eventuales faltas al sexto mandamiento- carecían de lógica interna y externa. Por lo mismo, haciendo una "valoración crítica" de las denuncias concluyó que no fue posible llegar a una “suficiente certeza moral sobre la comisión de los delitos denunciados”.

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