La escena tomó vida propia en cuestión de minutos. CJ Stroud caminó rumbo al túnel del Arrowhead Stadium tras la victoria de Houston sobre Kansas City en el Sunday Night de la Semana 14. Saludó a los aficionados, repartió sonrisas y siguió su ruta. El dueño del equipo, Cal McNair , estaba a un costado con la mano extendida. El saludo no llegó. Internet reaccionó con furia.

Mientras el resto del vestidor pasaba a chocarle la palma a McNair y a su esposa Hannah, el quarterback de Houston siguió de largo . El clip se viralizó, la sospecha brotó y el debate tomó una velocidad inusual. Surgieron teorías que buscaban convertir el instante en un mensaje en clave. Desde advertencias sobre supuesta “arrogancia” hasta pronósticos de distancia en la relación , la Nación Texan convirtió

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