Cuando la Xunta anunció su intención de incluir en su futura normativa sobre prevención de conductas adictivas el veto a las bebidas energéticas a los menores de edad, en 2023 , los datos de consumo de ese tipo de refrescos habían alcanzado en Galicia cifras que suscitaban la preocupación de las autoridades sanitarias: casi la mitad de los estudiantes de enseñanzas secundarias —un 45,6 por ciento— admitía haberlas tomado en el último mes, lo que da una idea de regularidad. Así lo reflejaba el Plan Nacional sobre Drogas en la encuesta específica bianual que busca medir la relación con las drogas del alumnado de 3º y 4º de ESO, FP básica y de grado medio y Bachillerato con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años.

Ese contexto, junto con las prevenciones enunciadas por el Min

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