Cuba calificó de «violación grave» al derecho internacional la confiscación por Estados Unidos de un petrolero cerca de costas venezolanas, denunciando que las presiones sobre Caracas «repercuten negativamente» en su economía y sistema energético.

El Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) describió el asalto como «acto de piratería y terrorismo marítimo» dentro de una «escalada» para impedir que Venezuela comercialice libremente sus hidrocarburos, incluidos suministros a Cuba.

«Estas acciones repercuten negativamente en Cuba y recrudecen la política de máxima presión y asfixia económica», argumentó la declaración oficial.

La Cancillería lo vinculó al «corolario Trump de la Doctrina Monroe» –que reclama influencia exclusiva en América Latina–, transgrediendo la proclama de la regió

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