BURLINGTON, Washington, EE.UU. — Cuando Eddie Wicks y su esposa se fueron a dormir en su casa junto al río Snoqualmie, en una granja del estado de Washington conocida por sus laberintos de girasoles y árboles de Navidad, no estaban demasiado preocupados por las inundaciones que se avecinaban.
Después de 30 años viviendo en la ciudad de Duvall, al noreste de Seattle, su familia tenía mucha experiencia en esas situaciones y siempre las habían superado sin grandes daños. Pero mientras trasladaban a sus dos burros a un terreno más elevado y a sus ocho cabras a su cocina al aire libre, el agua comenzó a subir mucho más rápido de lo que habían visto nunca.
“Fueron horas, no días”, comentó. “En cuatro horas subió 1,2 metros (cuatro pies)”.
Cuando el agua anegó su vivienda el jueves por la tar

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