Señor Director: La corrupción nunca llega con sirenas. Llega como llega el frío a una casa mal aislada: primero un hilito, luego el temblor completo. Y es que uno puede hacerse el distraído, pero cuando la Contraloría advierte que ya no sirven los remiendos y pide un volantazo, más vale dejar de mirar el celular…

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