Por Peter Singer, Project Syndicate.

MELBOURNE – John Stuart Mill escribió Sobre la libertad para defender el principio de que la única justificación para restringir la libertad es evitar daños a terceros. Si hoy estuviera vivo, a Mill le habría complacido ver cuántas jurisdicciones han derogado leyes que penalizaban actos considerados inmorales a pesar de no perjudicar directamente a nadie: el suicidio -incluida la muerte médicamente asistida- es un ejemplo destacado. Otro ejemplo son las relaciones sexuales consentidas entre adultos del mismo sexo.

Esto me lleva a la cuestión que ha suscitado estas reflexiones del tipo “¿Qué haría Mill?”: el argumento abrumador a favor de exenciones a las leyes que prohíben ciertos fármacos.

Consideremos la cefalea en racimos, posiblemente la afe

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