La imagen clásica de las granjas de criptomonedas —inmensos galpones repletos de ordenadores rugiendo y devorando electricidad— está experimentando una transformación radical. La minería de bitcoin, otrora un negocio de márgenes explosivos, atraviesa su momento más crítico desde 2018.

Ante la caída de la rentabilidad y la competencia feroz, los grandes jugadores del sector han encontrado un salvavidas inesperado: reconvertir sus instalaciones para alimentar el voraz apetito de la inteligencia artificial (IA).

En los últimos 18 meses, un efecto dominó ha sacudido a la industria en Estados Unidos. Gigantes cotizados como Bitfarms, Core Scientific, Riot y TeraWulf han anunciado planes para desmantelar parcial o totalmente sus operaciones de minería de criptoactivos.

Su nuevo objetivo es ad

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