La carrera por dominar el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) en Estados Unidos ha entrado en una nueva fase de tensión política y legal. La administración de Donald Trump ha decidido intervenir directamente para evitar que el país se convierta en un rompecabezas de leyes locales que, según su visión, podría entorpecer el crecimiento tecnológico frente a competidores globales como China .
El mandatario ha firmado un decreto con un objetivo claro: invalidar la capacidad de los estados para imponer sus propias reglas sobre esta tecnología y sustituirlas por un estándar único dirigido desde Washington.
La medida busca proteger a la industria tecnológica de lo que la Casa Blanca considera una sobrerregulación que fragmentaría el mercado.
Desde la Oficina Oval, Will Scharf, asesor

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