Por qué alguien decide caminar de noche hacia un páramo —el ecosistema más frágil, frío y esencial de los Andes— puede parecer una locura para muchos. Pero para quienes han sentido alguna vez el llamado de la montaña, ese impulso se parece más a un regreso: volver a un lugar que no se conoce, pero que se intuye propio.

El Páramo de Belmira , también llamado Santa Inés , es uno de los tesoros ambientales más estratégicos de Antioquia. Son 34.358 hectáreas de vida hídrica , hogar de frailejones milenarios, musgos y pajonales que capturan cada gota de niebla para transformarla en agua. De allí nacen el río Chico, tributarios de la quebrada Candelaria y aportes vitales para el río Grande. Todo ese tejido líquido sostiene a más de un millón de personas en once municipios y en el Valle

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