Una microempresa textil con solo tres empleados enfrenta un embargo de $330 millones y una condena judicial que supera ampliamente su facturación anual. El caso expone el impacto de la litigiosidad laboral sobre las pymes bonaerenses.
La justicia laboral de la provincia de Buenos Aires podría llevar a la quiebra a Naranja Mandarina, una microempresa de Junín dedicada desde hace doce años a la fabricación y venta de ropa para niños y preadolescentes, que hoy cuenta con apenas tres empleados. La firma enfrenta una condena judicial por $190 millones y un embargo por $330 millones, cifras absolutamente imposibles de afrontar para una pyme de su tamaño.
“Si a Piegari, que tiene 100 empleados, un fallo de $200 millones le genera un problema, imaginate a mí, que tengo tres: me deja fuera de jue

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