Los bosques de China están creciendo. No tiene nada que ver con un proceso natural, sino con una estrategia seguida de forma meticulosa para contener la expansión de los desiertos y reforestar el país con miles de millones de árboles. La consecuencia de esta reforestación no se limita a tener más árboles y, dos estudios acaban de evidenciar la contrapartida de la ingeniería ecológica masiva.

No son buenas noticias: se está alterando el ciclo hidrológico continental.

La Muralla Verde. De entre los desiertos de China, el Gobi puede ser el más conocido, pero el Taklamakan es uno de los más problemáticos. El 85% de este desierto de 337.600 km² son dunas, lo que en ciertas épocas del año genera tormentas de arena que dejan a las poblaciones colindantes sin cultivos. Y países como las dos core

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