Este es el barrio Obrero, que estuvo a unos pasos de la inolvidable estación del Ferrocarril de Cali. Ese, de más de un siglo de historia que está volviendo a los tiempos de sus viejas glorias en la vida de la ciudad, como cuando el cine en blanco y negro brillaba en la pantalla gigante de los teatros —uno de ellos, el Belalcázar—, que proyectaban las películas mexicanas, o cuando los bailadores iban al bar Nápoles y a otros lugares de culto a la música antillana y a la salsa. Allí es la cuna de aquellos ritmos, que tuvo a sus primeros aficionados en las frecuencias de onda corta de la radio. Es el barrio donde la cadencia se desenvuelve con desparpajo y al compás de notas que sintoniza una vieja guardia, rindiéndoles homenaje a la Sonora Matancera, Celia Cruz, Héctor Lavoe, Ignacio Piñeir

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