El Tribunal Supremo confirma la obligación de dos divorciados mallorquines a compartir por turnos una casa de la que disponen en la Isla: un año para cada uno. La expareja lleva más de una década de enconado pleito por el uso de la propiedad y ha llegado incluso a que la Sala de lo Civil del Alto Tribunal aproveche su caso para sentar jurisprudencia ante lo inusual de lo ocurrido.
La pareja se divorció hace más de dos décadas. Tenían una finca rústica en Mallorca con una vivienda y, durante un tiempo ese fue el lugar en el que residió la mujer con su hijo menor de edad. Sin embargo, ese uso se terminó aunque la propiedad seguía siendo conjunta. A partir de ahí, la mujer fue la que mantuvo de forma exclusiva el dominio sobre el inmueble que se empleaba como segunda residencia. El e

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