A principios de este año, cuando el presidente Donald Trump comenzaba a remodelar el gobierno, Michael, un médico de emergencias nacido, criado y formado en Estados Unidos, hizo las maletas y se marchó con su familia.
Michael trabaja ahora en un pequeño hospital de un pueblo de Canadá. KFF Health News y NPR le han concedido el anonimato por temor a que pueda sufrir represalias por parte de la administración Trump si regresa a Estados Unidos.
Afirma que se siente culpable por no haberse quedado para resistir la agenda de Trump, pero está convencido de su decisión de marcharse. Dice que una gran parte del país se ha acostumbrado a un ambiente de violencia y crueldad.
“Parte de ser médico tiene que ver con el afecto hacia las personas que se encuentran en una situación de mayor debilidad”,