Raúl Ruiz.- Hoy amanecí con desproporcionada circunspección… más bien prosopopéyico y mamón. Eso me pasa cuando concentro mis lecturas en autores muy perros, cuyas afirmaciones y categorías no admiten ápice de ironía o sarcasmo en el rigor académico que manejan, como Antonio Gramsci, por ejemplo.

Así es que, a riesgo de perder las dos terceras partes de mis lectores, os conmino a dejar aquí la lectura, so pena de fenecer víctimas del sopor que produce la arrogancia extrema del analista.

Hoy tomo como base las profundas categorías emitidas por el ilustre pensador francés, Antonio Francesco Gramsci. ¿Listo el recorte? Cuántos quedaron. ¿Tres? Con esos nos vamos. De todas maneras, la mayoría de estos textos son intrascendentes.

El tema de hoy tiene que ver con la reciente designación de P

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