El sábado 27 de julio, un día antes del proceso electoral presidencial, apareció flotando en aguas del Manamo.
La noche del 25, fue visto con vida en el paseo malecón de Tucupita, siendo la última antes del triste hallazgo.
Con quien conversó, en la corta semana que estuvo en su tierra, le dijo lo mismo, vino a votar y a evaluar la posibilidad de regresar.
Residiendo en Brasil, con pareja e hijos adoptivos, pensaba poner fin al largo periplo que lo llevó a Perú, Trinidad, Panamá y la enorme nación amazónica, en una vuelta al sur del continente, Centroamérica y el Caribe, que le tomó seis años.
Casi olvidada la idea de ir a los EEUU, tras el sueño americano, su gran meta desde que migró, se planteaba en serio la idea de quedarse.
En esas lo halló la muerte, su compañera fiel desde que