Por: Pedro Pablo Pérez Puerta*
Fotos: Suministradas por el autor de la columna.
Hablar de joropo es hablar de nuestra historia. Desde los primeros asentamientos en América Latina, la cultura llanera fue moldeando su identidad a partir de la fusión de influencias indígenas, españolas (en especial andaluzas) y africanas. De ahí surge la idea de que el joropo es una derivación del fandango español.
Las misiones españolas, en particular los padres jesuitas, introdujeron en América la ganadería y el uso del arpa en los cantos religiosos. Con el tiempo, la vida ganadera inspiró melodías y versos que, entre las cuerdas del arpa, el cuatro y las maracas, dieron forma a la música de los llanos colombo-venezolanos.
En Colombia, el joropo nació, creció y maduró en los Llanos Orientales, vasta reg