Caracas es movimiento constante. Entre el bullicio del tráfico, los vendedores en las calles, los rostros que transitan con prisa y las pausas cotidianas en plazas y esquinas, la ciudad revela su propio ritmo.

Esta fotogalería recoge escenas de la rutina caraqueña, un mosaico de momentos que muestran cómo funciona —y respira— la capital venezolana en su día a día.

Caracas despierta temprano: los primeros autobuses llenan las avenidas mientras el sol apenas se asoma sobre el Ávila.

El sonido de las cornetas se mezcla con el pregón de los vendedores ambulantes, recordando que la calle es un escenario vivo.

Cada esquina guarda una rutina: el kiosco que abre sus puertas, el mototaxista que arranca su jornada, el peatón que busca sombra para esperar.

La ciudad es prisa y pausa a la vez: mi

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