La casona que fue desalojada en la calle Jerusalén, en el Cercado de Arequipa, habría sido utilizada como una discoteca clandestina llamada Imperio, dirigida principalmente a público homosexual.
Al mismo tiempo, el lugar se usó como restaurante y hospedaje, el cual este último daba vivienda a personas venezolanas. Estos negocios fueron presuntamente dirigidos por César Loayza, quien figuraba como el alquilante del edificio, y quien no tenía derechos legales sobre el inmueble por una disputa legal por ocupación del local.
De acuerdo con las declaraciones de los titulares, Loayza habría estafado a ciudadanos venezolanos, cobrándoles por los espacios y proclamándose como el dueño. Estos ambientes fueron empleados como hospedaje y vivienda temporal, a pesar de las condiciones precarias y del